Los «Valores Santander» son un instrumento muy utilizado en los mercados internacionales para la captación de fondos.
En esta ocasión, de forma similar al endoso de «participaciones preferentes», como es bien sabido, se ofrecía dicho producto al cliente particular presentándolo como algo inofensivo y con una suculenta remuneración trimestral. No obstante, ninguna información adicional se les entregaba, viéndo como a fecha de hoy su valor nominal ha variado sustancialmente a la baja, y a mayor abundamiento se les obliga a canjear dicho producto por acciones del propio banco.
El caso Valores Santander, con ese nombre se vendió el producto a más de 129.000 clientes del banco, en unas condiciones absolutamente reprobables y posiblemente ilegales, no contó con la atención debida del Banco de España, que como es bien sabido ha tolerado que el presidente, Emilio Botín, un defraudador fiscal compulsivo, siga ocupando el cargo. Botín comienza ya a dar señales estéticas, las éticas son de siempre, como la de presentarse ante el Rey de la guisa que hizo en Brasil hace dos días, que hacen pensar en una incapacitación. De momento, el consejo del banco y gran parte de la elite empresarial y política le siguen rindiendo pleitesía.
Esta actitud del Banco de España de no querer ejercer la supervisión que le está encomendada por ley parece haber cambiado tras recibir un requerimiento del Defensor del Pueblo, que también, según fuentes de los afectados, se habría dirigido al supervisor europeo, European Banking Authority (EBA).
El vacío de poder que vive actualmente el Banco de España, tras la espantada del gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, también parece haber empujado a los empleados de la casa a actuar con la debida diligencia, en simpatía con los cientos de miles de ciudadanos cabreados tras haber adquirido productos financieros bancarios que han resultado ser muy tóxicos.
El Banco de España deberá dictaminar si el Banco Santander contabilizó adecuadamente en su balance los 7.000 millones captados en España, en ningún otro país comercializó el producto, en menos de nueve días (lo que deja claro que hubo preventa sin folleto) en las sucursales de la entidad.
Los denunciantes han alertado a la Dirección General de Supervisión del Banco de España que el Santander no dedujo de los fondos propios conseguidos con los Valores Santander la “asistencia financiera”, o sea préstamos de la entidad, que el propio banco dio a los suscriptores.
Pero, la denuncia, remitida también a la EBA, va más allá, apuntando que tal como se instrumentó la operación, con la constitución de una sociedad, Santander Emisora 150, con 60.000 euros de capital, a la que en breve se le contabilizó un pasivo de 14.000 millones, los 7.000 de los clientes y otros 7.000 que le prestó el banco para que suscribiera las convertibles, también debía aplicársele la norma de la reducción en los recursos propios de “la asistencia financiera” concedida a la filial, que son los 7.000 millones de euros con los que compró las obligaciones convertibles de la matriz.
Hoy, 4 de octubre de 2012, muchos clientes del Santander, verán afectados sus ahorros por una conversión en acciones de dichos «Valores».